El otro lado de la visita


Tras su llegada al municipio, trasladado en el Bora gris modelo 2010 conducido por Natalio (Lattanzi, intendente de Rufino) Macri fue declarado ciudadano ilustre y recibió de regalo una obra del prestigioso pintor rufinense Jorge Rajadell. Todo eso sucedió en el hall del municipio. Charló con periodistas y militantes, y salió a la calle. A lo que venía. Las personas ligadas a la organización de la visita enfatizaron desde el día anterior el concepto: “una visita descontracturada”. De tal modo que junto al centenar de vecinos y dirigentes del PRO que lo esperaban, salió caminando codo a codo con Natalio.
¿Qué hizo junto a la comitiva?
Saliendo desde la municipalidad giraron a la izquierda por calle Yrigoyen. Sí: a la izquierda. Hicieron dos cuadras y pasaron frente al bar Babel, donde algunas vecinas y vecinos suertudos tomaban cafecito al sol. Saludo y selfie de por medio, continuó caminando. Con vecinos y con el grupo que lo acompañó hubo muchas fotos, muchos aplausos. Abundaron la selfies. Ambiente casi familiar. Diálogos ocasionales con quienes se desplazaban con él y, eventualmente, con algún transeúnte. El objetivo cumplido de que un acto proselitista pareciera un paseo entre amigos. Llegan hasta Presidente Perón, giran nuevamente a la derecha, hacen una cuadra y a mitad de cuadra pasan frente al Colegio la Misericordia, donde ingresa por un lapso muy breve. Por allí algunos comentarios señalaban que visitaría La Anónima, empresa cuyo mito popular adjudica a su ex Jefe de Gabinete Marcos Peña. Pero no fue así. Continuó caminando, llegando hasta avenida Cobo. Hicieron dos cuadras hasta llegar a la plaza Sarmiento, a la obra de Centralidad, símbolo del desarrollo de Rufino durante el lattanzismo, en la gestión de Macri. Frente a plaza, llegó la comitiva a la Iglesia Santísima Trinidad. Y ahí sucedió algo. Aclaración importante: en nuestra ciudad Macri puso en crisis la mirada de quienes sostuvieron que su visita era proselitistas. Lo hiso con una simple frase: “No me anoto (en la elección)”.
Macri manejando
En la Iglesia de la Santísima Trinidad Macri se subió a un auto antiguo, de colección, cuya propiedad es de Jorge Ballatorte. Lo que empezó siendo una invitación a dar una vuelta a la manzana concluyó en un traslado en esa “catramina”, muy hermosa, de colección, pero un vehículo que tiene no menos de 60 años, hasta el campo de "El Vasco" Salaverri. Fueron Macri y Lattanzi en un descapotable de 60 años que, por cierto, difícilmente tendría revisión técnica vehicular. Salió por calle Perón y tomó Ruta 33 hasta el campo, lo que constituyó un verdadero acto épico. Imagínese usted, querido lector de La Tribuna, siendo un camionero que viene viajando desde desde Rosario a Bahía Blanca, y ver a Macri manejando un auto antiguo por la ruta. Al menos raro.
Pastilla final
Un grupo de trabajadores de un corralón de materiales de la ciudad lo abordaron con sus críticas y chanzas respecto a Boca y River. Se rió y, obvio, hubo foto. Consultado por La Tribuna del Sur funcionarios municipales que caminaron a su lado durante todo el trayecto, sobre si el ex presidente Macri había tenido algún diálogo de gestión, atendiendo alguna problemática o reclamo de algún sector o ciudadano de Rufino o la región, nos respondieron “que no, que fue una jornada festiva”. No deja de ser llamativo puesto que sin lugar a dudas existen dificultades en la ciudad y en la región, y quizás Macri, como gestor, podría sumar soluciones a éstos. Último dato: ningún radical en la recepción de quién gobernó a nuestro país durante 4 años llevado al poder por Juntos por el Cambio, de quién la UCR es co-fundador.