LISIS

Que semanita estimados lectores. Tendrán que disculparme los que escriben pidiendo pronósticos macroeconómicos, consejos financieros y evaluaciones políticas. Imposible, estoy tan confundido como ustedes. Acá hay uno que manda un correo más parecido a un pedido de auxilio que a una carta de lectores.
“Por favor Hache tirame una idea. Saqué un préstamo hace unos meses a tasa del veinticinco y ahora se me fue al cincuenta por ciento. Qué hago, to-mo cianuro o me clavo el tramontina en la yugular? Orientame un poco por favor. Atte. Zacarías Uncrédito”. Perdón Zaca, no puedo ayudarte salvo en una cosa, probá con ginebra y lexotanil, es menos doloroso. Por lo demás no cuentes conmigo, hace una semana que no entiendo absolutamente nada de lo que pasa. Es más, te dejo y me voy para el sicólogo.
Camino hacia el consultorio y me consuelo pensando que algo bueno hay, dejó de llover y salió el sol después de veinte días. Entro a la sala de espera y la secretaria rubia apenas me saluda con un leve movimiento de cabeza, mientras se lima las uñas frenéticamente. Parece alterada, pregunto si está el doc y me contesta de mala gana. “Sí, pasá, sos el primer loco del día... Qué te anda pasando, ¿vos también andás con la lisis baja?”. Estoy a punto de preguntarle por lo de la “lisis”, pero ya se concentró otra vez en las uñas.
Entro al consultorio y mi sicólogo está haciendo cuentas en la calculadora. “Hola Hache, como estás, te aviso que la consulta son veinte dólares”, me dice sin levantar la vista de los números. Veinte por veinticinco, quinietos. Le digo que es un poco caro, si se los puedo traer a la tarde. “No hay drama, arreglá con mi secretaria. Bueno dale, sentate y contame”.
Mire doc, vengo a verlo porque estoy totalmente confundido con todo esto que está pasando. Trato de entender pero no lo logro, me rompo la cabeza y sigo sin comprender... para colmo mis lectores preguntan, piden consejos, ¿qué les puedo decir? Déme una mano, sé que hace un tiempo que no vengo pero es por la crisis vió, no es que no necesite la terapia.
Mi sicólogo me mira con una sonrisa sobradora. “Ta bien Hache, eso te pasa por agarrado. Hubieras venido antes y te cantaba la justa. Vos tendrías que saber que yo tengo amigos influyentes, uno de acá que está en las altas esferas, maneja la torta grande. Me avisó y hace un mes y medio compré verdes a diecinueve, me batió lo que se venía, vendí un terrenito y la puse toda en dólares. Mirá ahora, viste, hubieras venido antes”, dice y me muestra una hoja con un nueve seguido por un montón de ceros.
Le digo que no, que ese no es mi problema. Mi angustia se debe a otra cosa. Le cuento. Mire doc, resulta que a Cristina y a Kicillof los quieren meter presos porque vendieron dólares a futuro, pero ahora el Sturzenegger vende dólar a futuro porque dice que es la mejor manera para que no se escape la cotización. Hasta hace unos días el problema era el congelamiento de precios de la herencia recibida; y ahora Aranguren dice que lo mejor es congelar el precio de las naftas. Hace un mes Moreno era el monstruo que había impedido la libertad de mercado, y ahora Lilita dice que en los supermercados no se debe comprar por-que afanan remarcando sin límites. Ayer escuché a un economista del diario La Nación, diciendo que no podía ser que se vayan del país mil millones de dólares por mes de gente que viaja al exterior y compra cosas afuera..., o sea, ¿estaba bien el cepo? Dígame doc, los peronistas ¿somos los malos o somos los buenos?
Mi sicólogo levanta la vista de su celu y me mira, como si yo estuviera hablando en arameo antiguo. “No le des bola a eso Hache, ¿tenés algo para vender?, reventá todo y traéme el efectivo, yo te compro verdes, comisión dos por ciento, acá me avisan que seguirá subiendo”. Está bien, le digo, mañana le contesto.
Salgo del consultorio y le digo a la rubia que más tarde le traigo los veinte dólares. Disculpame, le pregunto antes de irme, ¿qué era eso de la lisis?
“Hayyy Hache, es el problema del momento, la poca lisis. Me lo dijeron en el banco cuando fui a retirar el plazo fijo y me avisaron que no me daban la plata, lo habían renovado automáticamente. Cuando pregunté por qué habían hecho eso sin mi autorización, me dijeron que era por lapocalisis financiero, viste...”.
H.B.
[email protected]